“Más flexibilidad, más fuerza y más equilibrio”. Esos son los milagrosos efectos que anuncian los vendedores de Power Balance. Una exitosa fórmula que ha conseguido triunfar entre los consumidores gracias a una poderosa receta basada en cuatro simples ingredientes: hacer referencia a la energía, introducir el término “natural”, usar términos pseudo-científicos y, lo más importante, poner al servicio de la propaganda a profesionales del deporte como Shaquille O"Neal, Rubens Barrichelo o Christiano Ronaldo.El producto lleva a penas un año en el mercado, pero a pesar de su corta existencia, se ha convertido en uno de los productos estrella gracias a una estrategia que ha traspasado fronteras. En su página web, los creadores la definen de la siguiente manera: “Power Balance es un holograma de Mylar en el que ha sido almacenada una frecuencia procedente de materiales naturales conocidos por sus efectos beneficiosos para nuestro cuerpo”. Un reinvención, en definitiva, de la pulsera magnética, sólo que ahora, ya no es de metal, sino de neopreno o de silicona y su poder curativo no emana de la magnetita, sino de una imagen tridimensional.
El efecto Power Balance ha animado a sus inventores a diversificar su oferta de productos, por lo que ya podemos encontrar en el mercado colgantes, tarjetas plásticas o incluso pegatinas para que los más discretos hombres de negocios puedan pegar el holograma en la suela de sus zapatos. Y ya está, tan simple como comprarlo, al módico precio de 35 euros, ponérselo y empezar a experimentar los resultados. Algunos lo definen como efecto placebo, otros simplemente lo califican de estafa.
Lo cierto es que los estudios realizados en torno a los efectos de la Power Balance han concluido indicando que no tiene absolutamente ningún efecto. Una de estas investigaciones fue realizada por la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de la Universidad Politécnica de Madrid y en ella, los participantes tuvieron que realizar dos pruebas de equilibrio, con y sin la pulsera. El estudio se realizó a través del procedimiento “doble ciego”: a la mitad de las pulseras se les quitó el holograma, pero en todas fue cubierto el mismo para que los usuarios no supieran si estaban utilizando la verdadera Power Balance o no. Según Jesús Javier Rojo, médico y encargado del estudio, "una vez terminada la toma de datos se realizó el estudio estadístico para ver si se producía efecto como consecuencia de llevar puesta una pulsera con holograma o si el efecto, de existir, era placebo. Los resultados indican que la pulsera no tiene ningún efecto".
Ante esta situación, numerosas asociaciones del consumidor han arremetido contra la empresa acusándola de no ajustarse a los requisitos y exigencias contempladas en la Ley del Medicamento que prohíbe la promoción de productos, actividades o servicios que sugieran su uso para potenciar el rendimiento físico, deportivo e incluso sexual. A todo ello se une, la utilización de falsos testimonios de famosos que, por su influencia pública, puedan avalar sus efectos. La empresa, que tiene la distribución en exclusiva de la pulsera en España y Portugal a través de Internet y una tienda en Barcelona, anuncia que emprenderá medidas legales y comerciales «para proteger su marca y prestigio» y aseguran que “no se trata de un medicamento ni pretende serlo», y que “nunca han recomendado el producto con fines sanitarios”.