En el contexto de la crisis, las posibilidades de conseguir un primer empleo en condiciones para los estudiantes y recién licenciados se han reducido. En España la tasa de desempleo juvenil es alarmante y absolutamente desalentadora. El 42,1% de los jóvenes se encuentran en las listas del paro. A pesar de que este colectivo constituye hoy el segmento laboral que dispone de una mayor formación es, a la vez, el que presenta peores condiciones de trabajo. La aventura de lanzarse al mercado laboral por primera vez se encuentra condicionada por el fenómeno de los empleos temporales, a tiempo parcial y los contratos de formación y aprendizaje, caracterizados por su elevada inestabilidad, precariedad y, en general, por sus bajos requerimientos en formación y niveles de remuneración, por no añadir la elevada tasa de desempleo, de un 18,9% según datos de Eurostat, más del doble que la media de la UE.
Tras tumultuosas manifestaciones y huelgas, y sin el consenso con los sindicatos, el gobierno aprobó el 9 de septiembre de 2010 la reforma laboral por Real Decreto-Ley. Esta introdujo una serie de cambios en la normativa laboral que afectan especialmente a los jóvenes recién licenciados y estudiantes, es decir, esos que por primera vez se disponen a conseguir un trabajo. Los principales cambios que afectan a este sector de la población son los realizados en los contratos de formación o en prácticas. Estos son: se pueden concertar siempre que no hayan transcurrido más de cinco años desde la terminación de los estudios o siete años si se trata de un trabajador discapacitado, antes eran cuatro y seis años, respectivamente. Este tipo de contratos están limitados. Por ejemplo, un trabajador no puede pasar en la misma empresa más de dos años en prácticas para el desempeño del mismo puesto, aunque tenga titulaciones diferentes que cumplan los requisitos. Finalmente, no se puede concertar un contrato en prácticas si el trabajador ha adquirido el certificado de profesionalidad en virtud de un contrato para la formación.
Los canales más habituales a través de los cuales los jóvenes tratan de encontrar un trabajo son los convencionales, como los anuncios de los periódicos, contactos personales, poner curiculums o los convenios empresariales con las universidades para los estudiantes de enseñanza superior, y otros en auge como los directorios en Internet donde se ofrecen oportunidades de trabajo, aunque la mayoría de los puestos laborales ofrecidos sean temporales. Dos ejemplos que ilustran esta nueva tendencia son: infoempleo.com y primerempleo.com.
La situación actual para aquellos que necesitan incorporarse al mercado laboral por primera vez está enmarcada dentro de la crisis, que fomenta el nivel de desempleo y la precariedad y temporalidad de los trabajos ofrecidos. Este diagnóstico no sólo es intrínseco al contexto de la economía española, sino que se puede extrapolar a la mayoría de estados que componen la Unión Europea, como Portugal. Por otro lado, las reformas laborales puestas en marcha no satisfacen a los ciudadanos ni resultan eficaces a la hora de combatir los efectos de la crisis económica.